por superhero | Nov 7, 2016
Levantarse cada mañana para ir a trabajar no es plato de buen gusto para la mayoría. De hecho, lo llevan bien sólo el 25% de trabajadores. Uno de los aspectos que más nos preocupan y que influyen en nuestra felicidad es, sin duda, el trabajo. Desempeñar una labor en la que nos sintamos útiles, dedicarnos a un trabajo acorde con nuestra formación, desarrollar actividades creativas, realizar nuestras tareas en compañía, llevarse bien con el jefe, tener buena relación con los compañeros, sentirnos reconocidos o tardar menos de 15 minutos en llegar a nuestro puesto son los puntos fuertes que hacen que nos sintamos más felices con el trabajo. Algo que, a juzgar por las encuestas, no le sucede a la mayoría, pues el 75% de los trabajadores asegura no sentirse feliz con su trabajo.
Pues bien, nos hemos propuesto un ambicioso objetivo: ayudar a revertir esta tendencia con propuestas 100% prácticas. Con la ayuda de cuatro expertos, una médico nutricionista, una doctora especialista en medicina deportiva, una naturópata y una experta en coaching ejecutivo y sistémico descubriremos la fórmula que nos permitirá sentirnos mejor en el trabajo, lo que se traducirá en una mejor salud, mejor rendimiento y mayor vitalidad.
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por superhero | Nov 7, 2016
Cada vez más estudios corroboran los beneficios de la vitamina D. De ahí que sea importante asegurarse un aporte óptimo, bien a través de la dieta o de la exposición al sol, una de sus grandes fuentes. A continuación recogemos los últimos hallazgos, que vinculan su déficit a raquitismo, osteoporosis, enfermedades cardiovasculares e incluso cáncer, y cómo podemos obtenerla.
Para la salud ósea y más…
La vitamina D es un nutriente único ya que puede obtenerse tanto por medio de la alimentación como de la acción de la luz solar sobre la piel. Es esencial para el aprovechamiento óptimo del calcio por parte del organismo al promover su absorción en el intestino. Por eso, la vitamina D tiene un papel importante en la prevención de la osteoporosis y en la reducción de fracturas derivadas de caídas, lo que constituye un problema significativo en las mujeres de más de 50 años. Además, la deficiencia de vitamina D está asociada con el raquitismo, un trastorno que produce reblandecimiento y debilitamiento de los huesos.
Sin embargo, tener niveles bajos de esta vitamina no sólo afecta a nivel óseo sino que también se asocia a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según investigadores del Framingham Heart Study. Asimismo, los niveles bajos de vitamina D parecen estar asociados a un mayor riesgo de infarto de miocardio en hombres, según evidencia un estudio de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Harvard y del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Estados Unidos), publicado en Archives of Internal Medicine.
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por superhero | Nov 7, 2016
Detrás de un problema de sobrepeso suelen esconderse emociones tales como el estrés, ansiedad, tristeza, nerviosismo… Si no somos capaces de controlarlas, de poco nos servirá hacer dieta. Aquí es donde entra en juego la Psiconutrición, que nos permitirá entender y cambiar los comportamientos que nos llevan a comer de una determinada manera. Junto a unos hábitos dietéticos adecuados, el éxito está asegurado.
Frases como: “en realidad no tenía mucha hambre pero acabé asaltando la nevera/tomándome medio pastel/acabándome el helado…” se repiten con frecuencia, sobre todo entre las personas con sobrepeso. Entonces, si no es hambre… ¿qué es? Y ¿por qué la aliviamos con la comida? La repuesta es clara: demasiadas veces recurrimos a la comida como remedio para controlar la ansiedad, las angustias, las decepciones… Y es que a nadie se le escapa que el estado de ánimo influye en la forma de alimentarnos. Es un refugio fácil y cómodo al que acudir, que nos da consuelo en determinados momentos.
Un problema laboral, una ruptura sentimental, una decepción familiar… son insatisfacciones que intentamos compensar con actividades, actitudes… y que algunas veces encuentran consuelo en la comida. Aquí es donde cobra sentido el concepto de Psiconutrición, que consiste en equipar a la persona, y a la que lleva a cabo una dieta de adelgazamiento en concreto, de las habilidades psicológicas necesarias para no caer en la ingesta emocional y responder sólo a la ingesta fisiológica, despojada, por tanto de sufrimiento y ansiedad. Esto pasa por conocer cómo nos relacionamos con la comida y, a partir de ahí, reconstruir nuestra relación con ella.
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