La salud se va fraguando día a día, con los hábitos que forman parte de nuestro estilo de vida, la manera de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con el entorno. Reservar un día de primavera para hacer una pausa y vivir de una manera más consciente cada momento es una propuesta que, si bien no garantiza la salud para todo el año, sí que nos permitirá saborear cada instante y darnos cuenta de lo fácil que es brindarle algunos cuidados a nuestro organismo y qué rápido sabe agradecérnoslo. Un error muy frecuente es pensar que puede con todo y que es capaz de seguir cualquier ritmo que le queramos imponer. Por eso no está de más que aparquemos por un día todo lo que nos preocupa y no nos deja crecer. Detenernos a atender nuestras verdaderas necesidades y poner en práctica algunos buenos hábitos, en consonancia con la estación, nos llenará de bienestar y nos reconfortará de forma inmediata. Algo que puede servir de aliciente para incorporar nuevas rutinas saludables, aquellas que nos permitirán disfrutar de un óptimo estado de salud, de mejor humor y de una vida más plena.
7,30h Despertar diferente
Duerme hasta que agotes todo el sueño y deja que sea la luz natural la que se convierta en tu particular despertador. Al incorporarte, evita hacerlo con rapidez ya que puede ocasionar dolores de espalda y fatiga generalizada todo el día. Date tiempo antes de ponerte en pie y aprovecha para activar el cuerpo, todavía en posición horizontal. Lo primero y más saludable es desperezarse: estira brazos (con las manos entrelazadas) y piernas (manteniéndolas juntas). Ahora, dóblalas, respira hondo y, al soltar el aire, lleva las rodillas a un lado, tocando la cama. Siente cómo se estiran los músculos de la espalda y cómo se relajan. Inspira y cambia de lado, y así varias veces. Después, levántate despacio.
8h Baño de aire con estiramientos
El baño de aire es una de las prácticas higiénicas más recomendables. Consiste en la exposición directa de la piel al aire, procurando que nos genere una sensación de frescor, lo que sucede cuando la temperatura es inferior a 20ºC. Una mañana de primavera es ideal para colocarse frente a la ventana abierta del dormitorio, sin temer a las corrientes y, desnudos, realizar respiraciones profundas y frotarse la piel con las manos a lo largo de todo el cuerpo.
8,30h Desayuno completo
Esta forma de iniciar la jornada tiene que complementarse rompiendo el ayuno nocturno con alimentos saludables, que nos permitan afrontar el día con ánimo y mantener el nivel de glucosa en sangre. La combinación de lácteo, mejor fermentado (yogur o kéfir), cereales integrales (copos, pan, galletas…) y fruta (entera o en zumo recién exprimido) es la fórmula ideal para esta primera comida del día, que debería proporcionarnos el 35% de la energía diaria y que es fundamental realizar con calma. Dedícale al menos 20 minutos y prescinde de la radio o el periódico para fijar tu atención en los sabores y texturas, masticando lentamente.
9,30h Ducha tonificante
Para acabar de despertarte y reactivar la energía, lo ideal es ducharse con agua tibia y acabar con fría. Así estimulas la circulación, tonificas la musculatura y recibes un efecto vivificante.